martes, agosto 16, 2011

Basurita

Me gusta el sol ausente, el que está pero abajo, lejos muy lejos. Abajo de los kilómetros de huesos que en algún momento gritaron crudamente, huesos que hablan y bailan junto a la luna. Cantan y ríen eternamente, sin piel de por medio, sin carne. Dientes que faltarán y serán polvo, lleno de polvo, polvo blanco y medianamente comestible.
Ahora soy como el cristal, vivo como el cristal. Intentando huir de la basura termine siendo un blastocito lleno de trapos, trapos transparentes mientras bailo junto a los huesos y la luna. Alejado como perro espasmódico, alejado de los antifaces que llevan incrustados, antifaces permisivos que a su vez nada se permiten.
Pies de barro, tierra húmeda, tierra.
Ojalá me escuches, gallina pálida.
Pasé el zaguán y era todo diferente, entré al departamento y sustituiste mi calor, sustituiste mi calor, sustituiste mi calor. Me expropiaste de tus ojos, me escupiste hasta quedar con el gaznete seco, tus dulces manos ya no me tocaban y las mías flojamente colocadas. Tus tetas encendidas y no mo me enteraba. Hasta que todo se detuvo. Pasé el zaguán, entré al departamento y sustituiste mi calor. Por eso tal vez bailo con la luna, por eso los huesos porosos bailan conmigo. Por eso, gallina pálida quebré tu cogote.
Gallinita, me alimentabas con tu alma angelical y gustoso con mi antifaz en ese carnaval inválido disfrutaba de "Eres Fuerte", y bailé con vos. En ese entonces la luna no me importaba y mal del plata era todo mi sueño... Sandeces que se me ocurren.
Hay que dudar siempre, todo es ambivalente. No dormir, debilitarse con las eternas gotas y bailar. Nada importa si bailamos, bailar con la tímida luna, bailar hasta dejarme las patitas cortitas, llenas de barro. Y sonreír con los dientes sin piel, los ojos quebrados y que dejen de temblar mis manos.

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