sábado, junio 18, 2011

Verde que te quiero verde

Soy pedestre, aunque lo dudo tantas veces... Ahora mismo estoy cola en silla, y pies al suelo. A su vez este suelo tiene cuatro ruedas, o seis no recuerdo. Pero si me acuerdo perfectamente esa noche en el cuarto verde, lleno de fotos estampadas hasta el piso. La cama atravesaba misteriosamente la habitación, dividiendola en dos mitades casi perfectas.
Todos nos reíamos, nos reíamos tanto que eramos nosotros cinco y nadie mas, a pesar que un muchacho no apareció en ninguna foto. Claro, era la primera vez que visitaba esa casa de dos niveles. Casa verde, cuarto verde, todo verde, verde y formidable, sonrisas amarillas desplegaban su egocéntrica luz rellenando el espacio. Si, a mi también me contagiaron y yo contagie mi virus amarillo a los demás, mi risa, mi sonrisa. Nuestra sangre no estaba pura, sino embebida en bebida. Cosas de nosotros.
También recuerdo que la habitación se movía, o nosotros nos movíamos y ella estaba quieta, verde, inmutable, pero no importa porque sea una o la otra me mareaba de igual manera.
Los cuerpos hablaban, hablaban entre ellos porque nuestras mentes se había tomados horas de descanso. Eran cuerpos volubles, zigzagueantes, ondulados, esbeltos y hermosos. Eso lo desdusco ya que la ropa no nos permitia apreciar específicamente los contornos, aunque estaba bien así.
Ya sea lo mareados que estábamos o nuestros cuerpo dóciles, o tal vez ambas, giramos por la cama (que se puso en el medio mientras bailábamos) después de caer al suelo. No todos, solo usted y yo. Fue muy cómico, tanto que reíamos los cinco, aunque ninguno de nosotros se dio cuenta porque estábamos amarillos desde hacia un largo rato. Vos de espaldas al suelo y yo arriba, no nos matamos de orto. Nos miramos de verdad y en ese intercambio de los ojos marrones con los negros hubo algo natural, espontáneo, armonioso. La boca de cada uno elimino el rasgo de sonrisa, pero todo estaba más amarillo que nunca. Fue un segundo de silencio, eternamente ideal (como un 31 de diciembre esperando a las 24hs para brindad) y tres palabras llenas de magia se proyectaron en voz baja, palabras que resonaron como parlantes. Eran palabras obvias, pero fielmente necesarias. Inescrutable dijiste: "Te amo amigo". Instantáneamente, desde la posición de cada uno, nos abrazamos incómodamente, te di un beso gigaaaaante en el cachete. Nos incorporamos como pudimos, todo siguió tal cual estaba hace treinta segundos (Siempre treinta segundos..)
Ahora es que deseo todo esté como antes. Grito en silencio el perdón que tal vez nunca llegue, pero mis esperanzas y mi tristesa parecer no querer dejarme nunca en paz. Y esta bien que pase eso. Todo lo que pasa esta bien. 
Pero quiero volver, sin pedir que olvides mi error; pidiendo que nunca olvides todo lo anterior.
Podría haber echo bosta a cualquier otra persona, pero a vos... ¿En que estaba pensando? ¿Estaba pensando? Al parecer no estaba, ni estoy. Funciono como un autómata apelotudado, zombie constante. Me falta algo y sos vos amigo. Porque es ahora cuando mas solo me encuentro.

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