jueves, abril 11, 2013

Cuando sea el momento oportuno...

Aquel bosque robusto introdujo en mi toda la alegría que no había experimentado por años. Me senté junto a la montaña, en una cima no muy alta donde mi casa se divisaba detrás de aquellas copas de árbol  Los colores eran variados, y su esplendorosa belleza radiaban en un color pastel como una pintura de un gran artista. Pude ver por debajo de mis pies, las únicas estructuras oseas que los sostenían  Eran ramificaciones blancas y muy finas, que de no ser por su aspecto tosco, hubiera creído que cualquier viento atrevido las podría haber tirado como una moneda a un mendigo. Luego encontré el cruce entre aquellos nostálgicos colores, y un espeso vapor gris, amarillento... que fluía, fluía.
Entre la niebla, el cielo y los arboles, se veían; aquellos insectos pululando llenos de vida. Influido por su leve murmullo, entoné una canción. La mejor obra de mi vida, que superó indudablemente aquellos solemnes y retóricos versos que tanto la prensa elogió, sin duda a consecuencia de mis íntimos. 
Claro, podrán decirme egoísta. Pero estos versos me los guardaré para mi, solo les diré que los he escrito. Y cuando sea el momento oportuno podrán enterarse de lo sucedido.

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